Mi encuentro con Michael

Ray Avilez

Estaban por cerrar el Mall de Aventura en North Miami ,cuando de repente , se escucha una multitud corriendo gritos fascinantes , hicieron que el cajun chicken que estaba disfrutando quedara en la mesa y emprendiera igual una estampida hacia lo inesperado, les confieso que lo que inundó mi mente fue pánico por un ataque terrorista. Jadeando llegue a la multitud que se apostó frente a una libreria. Allí, tras el cristal se encontraba el mismo Michael Jackson, con varios niños y unas señoras que podrían haber sido parientes de los infantes y unos de os guardaespaldas de Jackson, que identifiqué muy bien , pues lo vi en un programa de televisión en Neverland.

No le daba crédito a lo que presencié ,hombres que lanzaban insultos al cantante, niños que lloraban , viejitas que metian papelitos, dolares ,por la puerta de vidrio del local, lo que fuera para que el Rey del Pop le firmara un autografo. Y lo hizo sonriente, mientrás paseaba y se acumulaba una gran torre de libros en la caja. Al salir Michael ,otra vez la estampida, fuimos no más que treinta, a lo sumo, quienes por quedarnos a última hora en el mall, pudimos ver de cerca sus facciones,lo frágil de su nariz. Me adelante y llegue de frente y como un niño le estire un papelito y dije Michael, lo pronuncié bajito, hipnotizado ante el carisma de quien se sabe distinto, estrella. Le estendí mi brazo, hasta llegar a su mano y me la dió. Aunque no lo crean, si y me impresionó tanto el hecho, pues su mano no era delgada ,ni fina, era robusta, de negro. No era un guante, como me dijeron mis amigos cuando les conté de mi hazaña musical. Cuando me enteré de su muerte, fue lo primero que vino a mi mente, el recuerdo de esa noche en Miami, y aquel apretón fuerte y desvanecido, en un rostro de niño herido pero sonriente.